Vino Tinto

El vino tinto es por excelencia uno de los más reconocidos y vendidos en todo el mundo. Pero ante todo, se trata de un producto natural. Su fermentación se consigue mediante la transformación del azúcar natural de la uva en alcohol. Aunque cada variedad depende del tipo de uva utilizado, el suelo, el clima en el que se cultiva y el saber hacer de la bodega entre otros. En función del tiempo de envejecimiento en barrica y en botella, se pueden obtener diferentes tipos, desde vinos jóvenes, crianzas, hasta reservas o grandes reservas.

En Bodegas Robles nos especializamos en el vino tinto de uva tempranillo, que, junto a nuestro suelo y clima andaluz, conseguimos un vino tinto con identidad. Para la elaboración de nuestro PIEDRA LUENGA TEMPRANILLO, los racimos más saludables de uvas maduras son seleccionados con extraordinario cuidado, recogidos a mano en el momento de madurez óptimo. Después de la fermentación, el vino descansa durante 5 meses en barriles de roble americano en el caso de ser de crianza. Las cualidades de este vino son óptimamente apreciadas a una temperatura de 16º-18º. El roble americano y el Tempranillo encajan a la perfección, regalando notas de frutas, vainilla, coco y sabores especiados.

Este tipo de vino ofrece al comensal una marcada intensidad, un color rojo con tonos violáceos cuando es joven y tonos color teja conforme pasa el tiempo. En boca, nos deleita con una entrada amable y sedosa con cierto toque ácido suave.

A la hora de acompañar una comida, debemos tener en cuenta que sean compatible. Por ello, maridar vino y comida es importante y hay que saber cómo hacerlo para evitar que los sabores se contrarresten. El vino tinto de tempranillo va bien con carnes que no tengan salsas muy intensas, tapas, embutidos, quesos suaves y no tan suaves como el queso azul, arroces o guisos, por ejemplo. Para cada tipo de comida es mejor un vino tinto u otro, para que los sabores de ambos se refuercen y armonicen.