Reseña: Piedra Luenga Fino y Queso Olavidia
El experto gastronómico y escritor Bartolomé Sánchez publica un maridaje de Piedra Luenga Fino y Queso Olavidia en el número 275 (junio 2022) de la Revista MiVino:
Romanticismo al poder
Silvia Peláez y Paco Romero elaboran unos quesos tremendamente sabrosos, originales, incluso románticos. Quesos y Besos se llama su empresa. Pero no se dejen llevar por la ocurrencia del nombre, detrás hay cantidades inabarcables de imaginación puesta al servicio de todo buen devoto del queso. Y su gran baza es el excelente rebaño de cabras malagueñas de su propiedad, al que prodigan un cuidado elevado al máximo, como admirable ejemplo de bienestar animal. Olavidia es un queso muy jugoso, con la corteza enmohecida y, lo mejor, una textura que te seduce. También gusta ese fino toque original, de ceniza, otorgado por la pavesa de huesos de aceituna. Después de estos detalles, no sorprende nada que en el último lustro haya acaparado casi todos los premios posibles, incluido el World Cheese Awards (campeonato del mundo). El más reciente ha sido en el Certamen de Quesos de Gourmets, en el que ha sido el mejor entre una selección de más de 800 piezas.
Cuando comenzaron a poner en práctica sus ideas, la mayoría de sus colegas se mostraron muy escépticos. Me refiero, claro está, a Francisco Robles (gerente) y Rocío Márquez (directora técnica) de las montillanas bodegas Robles, que fueron de los primeros en creer (y practicar) en la viticultura ecológica. Hoy es una realidad, pero en aquellos
tiempos había que tener una fe ciega en ello. Elaboran unos vinos que me encantan, sobre todo por su autenticidad y elegancia. El Fino Piedra Luenga es un buen ejemplo, con sus aromas de almendras, el leve toque anisado, la sensación grasa en el paladar… En su encuentro con este delicado queso, la primera impresión es que el vino va a dominar totalmente, pero es solo un instante, porque se produce una especie de milagro: el fino acrecienta y multiplica los notables argumentos sápidos del queso para después dejar en el paladar un bello conjunto pleno de sabores.