La brotación, abril 2014.
Otro año más, vuelve a ser primavera en el viñedo. Llevamos dos años de lluvias copiosas y, como pudimos ver el día de la poda, nuestros suelos están repletos de flores, hierbas e insectos.
A diferencia del año pasado, este año hemos decidido incorporar cubierta vegetal. Es decir, hemos realizado una labor superficial para airear los suelos y así evitar el exceso de humedad y las posible proliferaciones de hongos.
Ahora aparecen los primeros brotes en las cepas y lo que serán los futuros racimos. Durante los últimos días de marzo y los primeros de abril hemos superado con creces los diez grados de temperatura media en el viñedo, la cepa ha entrado de nuevo en actividad y la savia (que había permanecido inmóvil desde noviembre) empieza a circular de nuevo, apareciendo esas pequeñas hojas iniciales que se conocen como “foliación”.
A partir de ahora la evolución de las madrinas será muy rápida y con cambios constantes, entrando en la época de mayor riesgo y más sensible a cambios climatológicos y plagas. Hemos tenido un año y una primavera muy lluviosa, igual que la del año pasado: vamos a ir viendo cómo se desarrollan nuestras cepas. Y aquellos amadrinados que estén en su segundo ó tercer año, podrán ver las diferencias, cómo el campo es siempre distinto. Si se sabe mirar.