Cosecha 2012.
Como ocurre en los años de sequía, este año tendremos una cosecha de gran calidad en la zona de Montilla Moriles. La falta de lluvias durante primavera y verano han evitado las plagas que, precisamente, sí sufrimos durante la cosecha pasada, cuando algunas cepas fueron atacadas por el mildiu, una enfermedad producida por hongos que afecta principalmente a las hojas de vid.
En la pasada cosecha, gracias al uso de la cubierta vegetal en nuestro viñedo –una técnica que consiste en conservar con hierba el suelo de cultivo- conseguimos minimizar los efectos del mildiu, ya que la cubierta provoca que la vegetación sea menos densa, más ventilada y con menor humedad del follaje y de los racimos –que es precisamente lo que favorece el desarrollo de este hongo.
Por otra parte, las altas temperaturas que se alcanzaron en abril y que afectaron de lleno a la floración han provocado una merma importante en la producción de esta cosecha. Los cambios bruscos de temperatura que hemos sufrido durante todo el año y las calimas –ahora llamadas olas de calor- también han contribuido a esta reducción de la cosecha. Así, este año se esperan cosechar 33 millones de kilos de uva y 21 millones de litros de vino en toda la Denominación de Origen, frente a los 40 millones de kilos de fruto y 28 de mosto alcanzados en 2011.
Durante el proceso de maduración y gracias al proceso de fotosíntesis de las hojas, los ácidos de la uva van cediendo terreno a los azúcares. Y recogemos la uva cuando alcanza los 15 grados baumé -un grado baumé equivale a 25 gramos de azucar por litro.
Las condiciones climáticas extremas y los cambios bruscos de temperatura que hemos sufrido durante este año también han ocasionado una evolución muy dispar en la maduración de los racimos, con lo que nos estamos encontrando racimos cuyo proceso de transformación de ácidos en azúcar está muy avanzado, y otros que, sin embargo, está muy retrasado y deben esperar todavía un tiempo antes de ser vendimiados.
Por último, desde Bodegas Robles queremos hacer una pequeña llamada de atención, ya que cada vez nos resultan más evidentes los efectos que el cambio climático está causando en las sucesivas cosechas: floraciones y vendimias cada vez más adelantadas, episodios meteorológicos extremo (picos de temperaturas altas y bajas), periodos de sequía más largos rotos por lluvias torrenciales, el «estrés por temperatura» de las plantas, la aceleración y desfases en la maduración, riesgos de plagas y enfermedades que hasta ahora no se daban…
En este sentido, consideramos que no podemos seguir ignorando los crecientes y contundentes avisos que nos está enviando la naturaleza. Entendemos que es una responsabilidad común y todos podemos ayudar a combatir el cambio climático introduciendo pequeñas acciones en nuestra vida cotidiana, en nuestro ámbito familiar y en nuestros lugares de trabajo.